15 junio 2023
La industria de la moda se adapta al aumento de precios: Rentabilidad y demanda

En un año en el que los consumidores recuperaban la confianza y la demanda iba en aumento, la industria de la moda se enfrentó a retos sin precedentes. El aumento vertiginoso de los costes de transporte, el incremento de los precios de las materias primas y la escalada de los gastos energéticos han creado una tormenta perfecta para los operadores de la moda en todo el mundo. Como resultado, el 44% de los principales grupos de moda experimentaron reducciones de márgenes en 2022, lo que llevó al 50% de ellos a emplear una estrategia audaz: trasladar parte de estas presiones de costes a los propios consumidores, al tiempo que esperaban cautelosamente que esto no impidiera la recuperación de la demanda.
Se frustran las grandes expectativas de la industria de la moda
Dos años después del inicio de la pandemia, 2022 se preveía como un año de completa recuperación y restablecimiento de la confianza de los consumidores en el sector de la moda. Sin embargo, estas expectativas se vieron bruscamente truncadas en el primer trimestre. En febrero, el estallido de la guerra en Ucrania provocó una nueva inestabilidad en Europa y eliminó un mercado crucial para varios de los principales grupos mundiales de la moda, sobre todo Rusia. Los precios de la energía se dispararon hasta niveles sin precedentes, agravando la crisis de la cadena de suministro y la inflación galopante de materias primas esenciales como el algodón. Para empeorar las cosas, el espectro de una posible crisis económica se cernía sobre los consumidores, lo que llevó a un número significativo de los principales actores de la industria a emitir advertencias de beneficios, señalando el impacto perjudicial del clima macroeconómico en sus márgenes.
Ajustes estratégicos de precios: una respuesta necesaria
En consecuencia, el 50% de los grandes grupos de moda respondieron rápidamente aplicando subidas de precios en 2022, adoptando tanto ajustes directos de precios como modificaciones de su combinación de productos. Este movimiento no es propio de un sector históricamente atrincherado en tendencias deflacionistas y envuelto en incesantes guerras de precios durante las dos últimas décadas. Uno de los primeros minoristas de moda destacados en anunciar subidas de precios para 2022 fue Next, uno de los principales operadores del mercado británico. A principios de enero, advirtieron de que se enfrentaban a un entorno comercial excepcionalmente difícil debido a las presiones financieras y a la escalada de los costes de fabricación y envío. La empresa preveía un aumento de los precios de sus productos de entre el 3,7% y el 7% en los doce meses siguientes.
Siguieron otras oleadas de ajustes de precios, incluido un segundo aumento de hasta el 8% anunciado por Next en marzo, que entraría en vigor en el segundo semestre del año. Esta decisión se debió principalmente a las ramificaciones del conflicto de Ucrania, ya que Next detuvo sus operaciones en el país y en Rusia cuando estalló la guerra a finales de febrero.
Factores determinantes: aumento de costes y evolución
Las subidas de precios pueden atribuirse a una tormenta perfecta de factores, entre ellos el alza de los precios de las materias primas, la escalada de los costes energéticos, los problemas de transporte y las interrupciones en las fábricas de Asia. Este efecto dominó de empresas que suben los precios se extendió rápidamente por todo el sector, y grandes empresas como Inditex y H&M, los dos mayores minoristas de moda a escala mundial, se sumaron a la ola. Además, estos ajustes de precios se vieron reforzados por un esfuerzo concertado para mejorar el posicionamiento de sus marcas. Iniciativas como Innovation Circular Design Story de H&M y Atelier de Zara, que ofrecen colecciones de precio más elevado centradas en la sostenibilidad y la calidad superior de los materiales, se introdujeron para atraer a un segmento de consumidores exigentes.
Incluso el segmento “Low Cost” se resiente
Simultáneamente, Inditex inició varias subidas de precios en 2022, subrayando que se trataba de “ajustes necesarios para proteger los márgenes”, según declaró la compañía en marzo de ese año. En España, la subida media de precios fue de aproximadamente el 12%, dirigida predominantemente a la campaña de primavera-verano.
Sorprendentemente, ni siquiera el segmento de la moda, tradicionalmente asequible, fue inmune a la subida de precios en 2022. En abril, tras las secuelas de la guerra, Primark se unió al coro de empresas que aplicaron subidas de precios.
Retos y legislación
Más allá de las presiones de los costes, las empresas de moda también se han enfrentado a crecientes retos asociados a las normativas de sostenibilidad y circularidad. Por ejemplo, en España, la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, aprobada en diciembre de 2021, estipula que en un plazo de tres años deben establecerse regímenes de responsabilidad del productor para los textiles, muebles y enseres, y plásticos agrícolas no envasados. Los productores y distribuidores deberán organizarse, como ya ocurre en el sector de los envases, para garantizar la correcta recogida y gestión de los residuos textiles, asumiendo los costes asociados.
Un equilibrio delicado
La respuesta de la industria de la moda al aumento de los costes ha ejemplificado el delicado equilibrio entre mantener la rentabilidad y satisfacer la demanda de los consumidores. Aunque los ajustes de precios han permitido a las empresas salvaguardar sus márgenes frente a importantes retos, también corren el riesgo de afectar al comportamiento de los consumidores y a los niveles de demanda. A medida que los operadores de la moda navegan por este panorama cambiante, lograr el equilibrio adecuado entre la recuperación de costes y la satisfacción del cliente será primordial para mantener la trayectoria de recuperación y crecimiento del sector.